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UN NUEVO AÑO

  • Foto del escritor: Luca Cardoza
    Luca Cardoza
  • 6 ene 2023
  • 3 Min. de lectura

Iniciamos el año 2023 y por todas partes leo o escucho el lema de siempre: “año nuevo, vida nueva” en ese momento vienen a mi mente las metas que quiero alcanzar este 2023, reviso mi lista del 2022 y noto que logré un 80% de todo lo que me propuse, pero cuando entro a las redes sociales -que son las mejores aliadas para bajarte los ánimos- muchos lograron más que yo, siento que mi corazón se quebranta, me lleno de envidia y me desanimo. Entonces me doy cuenta de lo fácil que es perder el enfoque o la mirada de lo verdaderamente importante, Glorificar a Dios.


Alejados del verdadero propósito de nuestras vidas, sin duda, envidiar y anhelar lo que no se tiene, es el inicio de año para muchos, entonces, es aquí cuando inician las excusas, nosotros mismos nos boicoteamos y desde ya estamos seguros de que no lograremos nada, y si alguien se atreve a preguntar ¿por qué? Estas serían algunas de nuestras respuestas:

· Si tuviera la aspiradora que tiene mi amiga, mi casa siempre estaría limpia.

· Si no tuviera que limpiar la casa, tendría tiempo para atender a mi esposo y mis hijos.

· Si tuviera computadora o una tableta, podría ser diligente con mi estudio.

· Si tuviera la biblia de mi predicador preferido, la estudiaría más.

· Si tuviera tiempo, apoyaría los diferentes ministerios de la iglesia.

· Si tuviera el trabajo que tiene mi amiga, entonces podría aportar en casa y la iglesia.


Fijamos nuestra mirada en lo que no tenemos y nos excusamos diciendo que, no estamos preparados para ponernos en acción, perdemos todo incentivo para arreglar la casa porque no es exactamente la que YO soñaba, no quiero atender a mi esposo porque no es perfecto como YO pensaba, no quiero atender a mis hijos porque el ser mamá no era lo que YO esperaba, y así todo es un YO, YO y YO.


Ante esto, nuestro corazón revela egoísmo y envidia, desviamos nuestra mirada en glorificar a Dios con lo que tenemos y hacemos, minimizamos lo que Dios nos ha dado, no le damos el valor que merece, y nos volvemos siervas negligentes como el ejemplo que encontramos en la parábola de los talentos (Mateo 25:26), sin duda este es un gran ejemplo de cómo el fijarnos en lo que otros tienen nos distrae y nos hace negligentes ante la provisión de Dios, como podemos notar, no somos nada diferentes a los Israelitas, cuando a pesar de tener lo necesario se quejaban, anhelando lo que no tenían (Éxodo 14:1-4).


Busquemos hacer todo como para el Señor, como lo dice Colosenses 3:23 y usemos las herramientas que Dios nos da para glorificarle, como lo hizo Moisés, y solo entonces podríamos hacernos la misma pregunta que Dios le hizo.


«¿Qué tienes en tus manos? Entonces moisés le dijo: una vara». Éxodo 4:2

Esa vara, Dios la puso en las manos de Moisés para mostrar Su gloria, por lo tanto, ¿Tú qué tienes en tus manos para glorificar a Dios?… tu esposo, tu hogar, un talento, un don, hijos, etc. Todo lo que Dios nos da es para Su gloria, y de esa manera con diligencia muestra a otros la gloria de Dios, porque siendo siervas fieles en lo poco, Él en lo mucho nos pondrá (Mateo 25:14-21).


Además, es de tomar en cuenta que, así como con los siervos de los talentos, se nos llamará para rendir cuentas de los talentos y herramientas que Dios nos proveyó, no esperemos hasta tener las circunstancias adecuadas, según nosotras, para ser excelentes en nuestro trabajo, Dios espera que seamos fieles a Él y no al mundo.


Dicho lo anterior, reflexionemos y trabajemos con excelencia para la gloria de Dios, ya que adonde estamos, el esposo que tenemos, las circunstancias, la casa, la familia, la economía y la iglesia, Dios nos lo ha provisto y Él no se ha equivocado, por lo tanto, no perdamos el tiempo este año, envidiando a los demás, enfoquémonos en sacarle provecho a los recursos que Dios nos da para glorificarle, porque lo que tenemos se nos ha dado de acuerdo con nuestras capacidades.



«Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría». Eclesiastés 9:10.

Que Dios nos ayude, para tener sabiduría y ser diligentes, en cumplir con nuestra principal meta y para la que fuimos creadas, darle gloria y honra a Dios, con todo lo que tenemos y hacemos.

Escribiendo para la gloria de Dios.

Luca.

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