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¡NO QUIERO SER AMA DE CASA!

  • Foto del escritor: Luca Cardoza
    Luca Cardoza
  • 26 nov 2022
  • 5 Min. de lectura

Con la tendencia feminista, es normal escuchar a muchas mujeres decir ¡NO QUIERO SER AMA DE CASA! Pero, con la pandemia, muchas mujeres tuvieron que adaptarse a trabajar desde casa y otras, al ser despedidas, retomaron el cuidado de sus hogares. Fue sorprendente ver cómo tantas mujeres publicaban fotos en sus redes sociales compartiendo recetas con sus hijos; olvidaron el salón y la manicura para dedicarse por completo a su hogar. Aprendieron cómo cuidar de su casa, experimentando lo que muchas mujeres en la antigüedad hacían con la mayor dedicación, hacer comida para la familia, enseñar a los niños en casa, poner a prueba su creatividad para que los niños estuvieran entretenidos, ser todas unas decoradoras de interiores, ser enfermeras, veterinarias, diseñadoras, etc.


En lo personal me conmovió ver a muchas mujeres experimentando el rol para el que Dios nos ha capacitado; dedicadas a nuestro hogar, relajadas, felices de disfrutar tiempo con nuestro esposo e hijos. Desde mi punto de vista, lo que la pandemia trajo a muchos hogares fue una bendición. Lamentablemente la presión social ha hecho que, poco a poco regresemos a «la normalidad», por lo tanto, regresan los casos de familias en donde los hijos son unos desconocidos para sus padres, matrimonios divididos, mujeres afanadas por ser llamadas “mujeres empoderadas” pero alejadas del diseño original de la mujer que Dios creó.


¿Por qué se dice que ser ama de casa es denigrante?


En la actualidad se lee en algunos blogs que: las mujeres son denigradas al realizar los oficios de casa, que es un trabajo que solo beneficia a los demás, pero sin beneficio para ellas, que es un trabajo sin salario, no existe «posibilidad de crecimiento» (su marido siempre será tu jefe), no hay horario, su trabajo es 24/7, no hay vacaciones o descanso y en vacaciones es cuando más trabaja.


Visto de esta manera, definitivamente parece que la mujer se vuelve una esclava de la casa, que vive una vida que no conduce a ninguna parte, es como si fuera una condena sin fin. Por lo tanto, se ve como algo denigrante, un trabajo sin valor. Pero esto es lo que dice el mundo, no la Palabra de Dios.


La mujer sensata edifica su casa


Debo confesar que, yo también creía en todo lo que me decían, escuchaba o leía:

· Una mujer no puede ser dependiente de su esposo.

· Debe tener su ahorro aparte.

· La mujer trabaja para tener sus propias cosas.

· Una mujer empoderada no depende de nadie, etc.


Pero, a la luz de la Palabra de Dios comprendí que todo es simplemente rebeldía ante el diseño original. El diablo quiere mantener familias disfuncionales para tener más poder en cada miembro, de esta manera cada uno será presa fácil para devorar. Ante esto, te animo «a que seamos sabias» como nos dice Proverbios 14:11, sé que no ha sido fácil regresar a ser ama de casa o pensar en hacerlo cuando no estaba en tus planes, pero es un rol que Dios designó a la mujer y si Él lo dispuso así es porque estamos preparadas para desempeñarlo, el mejor ejemplo de ama de casa lo vemos en la Biblia con la mujer virtuosa en Proverbios 31, ella nos enseña que una ama de casa es más que solo quedarse en casa o como muchos creen «una mujer que no hace nada».


Es todo lo contrario, es una mujer diligente, que cuida de su familia, administra su hogar, ve que todo marche bien, ella está segura de que todos cuentan con lo necesario y por su buen trabajo su esposo e hijos la alaban. Una ama de casa no recibe un pago monetario, pero, si el mejor pago de todos en el mundo, un hogar estable, un esposo e hijos que la respetan y admiran y en el futuro cosechará el fruto de todo su esfuerzo.


Es probable que creas que en estos tiempos es imposible llegar a ser una mujer virtuosa, pero déjame decirte que, sí hay mujeres virtuosas, mujeres sabias que saben administrar su tiempo y lo aprovechan para cuidar de otros, una mujer diligente con sus responsabilidades y temerosa de Dios, esto es algo que todas podemos lograr, pero debemos empezar por entender que ser ama de casa es un trabajo verdadero en el que puedes crecer mucho más de lo que imaginas porque involucra muchas profesiones a la vez.


Por ejemplo:

Chef, pastelera, florista, decoradora de interiores, artista, mujer de limpieza, organizadora de fiestas, nutrióloga, secretaria, personal de mantenimiento, veterinaria, bibliotecaria, crítico de medios, manicurista, especialista en compras, jardinera, salva vidas, consejera, guarda parques, predicadora, vendedora de zapatos, cartera, banquera, enfermera, doctora, farmacéutica, abogada, chofer de autobús y (si se hace tarde) piloto de carreras, dentista, sastre, costurera, tintorería, estilista, psicóloga, psiquiatra, periodista, escritora, teóloga, músico, atleta, maestra, policía, guardián, juez, instructora de manejo, agente de viajes, investigadora, técnico en computación, y sé que tú podrías sumar más.

Ahora dime: ¿crees que ser ama de casa es ser una mujer que no hace nada y que no trabaja?


Amando nuestro hogar, amamos a otros.


Mi querida lectora, ser ama de casa es un trabajo que tiene mucho valor para los que amas, por lo tanto, si estas evaluando trabajar fuera de casa es importante que busques dirección de Dios ante esta decisión y ser sincera cuestionando lo siguiente:

- ¿Es necesario que salga a trabajar?

- ¿Por qué quiero trabajar?

- ¿Estoy siendo sincera conmigo y con mi familia o solo estoy dejándome llevar por ideas que escucho?

- ¿Mi decisión glorifica a Dios?

- ¿Estoy siendo fiel a la Palabra de Dios o solo quiero llenar mi ego diciendo que soy una mujer empoderada?

- ¿Lo hago por orgullo, por vanidad, por vanagloria, por ser importante ante los demás?

- ¿Por egoísmo y solo pensar en mí?


Quiero contarte que, cuando fue el momento de decidir quedarme en casa no fue fácil, pero cuando descansé en Dios creyendo en Su palabra cuando dice que: «si se ocupa de los pájaros, de la hierba del campo y los lirios, cómo no lo hará por Sus hijos que son más importantes» (Mateo 6:26-33) entendí que ni mi esposo, ni yo, de pendemos de nuestras fuerzas, habilidades o trabajo, sino de la misericordia de Dios, logré concentrarme en el ministerio más importante dado a la mujer, NUESTRO HOGAR. No ha sido fácil, pero Dios me da las fuerzas y la sabiduría para cumplir día a día con Su llamado. Hoy me siento feliz y plena como mujer, esforzándome por ser obediente cómo lo fue Cristo y buscando agradar a mi Dios en todo lo que hago.


Ruego a Dios porque cada día más mujeres busquen la manera de cumplir con el rol que se nos ha encomendado, desechando las filosofías que nos alejan de la verdadera feminidad, y de esta manera lograr más hogares edificados en la roca que es Cristo Jesús.


«Engañosa es la gracia y vana la belleza, Pero la mujer que teme al Señor, esa será alabada». Proverbios 31:30 NBLA

Escribiendo para la gloria de Dios.

Luca

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