REFINANDO A UNA PECADORA.
- Luca Cardoza
- 5 ago 2022
- 3 Min. de lectura
Muchas veces creemos que lo que leemos, escuchamos o aprendemos es solo algo más, pero Dios nos va preparando en el camino con Su armadura para estar listas para la batalla. Días atrás había leído mucho sobre el sufrimiento y una de mis lecturas decía: «toda dificultad sirve para purificarnos, pulirnos, y santificarnos» por esto, cuando me dieron el resultado de POSITIVO A COVID 19, oré pidiendo a Dios me diera la sabiduría y el entendimiento para lo que Él quisiera enseñarme en este tiempo de prueba.
Sinceramente pensé que esto sería más fácil, pero llegó un momento en el que se me hizo muy difícil respirar, ya que estaba con una congestión nasal muy fuerte, literalmente no pasaba aire por mi nariz y si lo hacía por la boca me causaba dolor en el pecho, sé que a muchos les fue peor que a mí, pero en ese momento, sentía una gran desesperación por querer respirar.
En mi angustia oraba al Señor por paz, para que yo entendiera que, si era tiempo de ya no respirar, era por Su voluntad y que no debía preocuparme por dejar a mi esposo, porque Él lo cuidaría, le rogaba a Dios que si tenía algún pecado que no había confesado, escudriñara en lo profundo de mi corazón y me perdonara, porque yo no quería ir para ningún otro lado que no fuera a Su presencia.
Luego de orar por un largo rato y encontrar esa paz, que solo Dios puede darnos, pensé: -realmente somos tan finitos y no lo notamos cuando gozamos de salud, en esos momentos somos tan soberbios y arrogantes que nos creemos inmortales-, pero como dice el pastor Sugel: «somos inmortales hasta que nos morimos»
La falta de un poco de aire nos hace sentir que morimos, y es ahí cuando recapacitamos y recordamos cómo perdemos el tiempo, en ira, orgullo, falta de perdón, pensamos que tenemos todo el tiempo del mundo para dejar todo lo importante para después.
Viene a tu mente: -Mañana leo la Biblia- y se te pasa toda la semana, -mañana le escribo o llamo a (______) hoy no tengo tiempo para eso- y se pasan los días, -el próximo domingo iré a la iglesia, hoy tengo reunión con mis amigos o mi familia-así podríamos hacer una larga lista; ante esto la Palabras de Dios nos dice que para todo hay un tiempo (Eclesiastés 3:1) «Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo».
También nos dice que busquemos a Dios mientras pueda ser hallado, por lo tanto, no sigamos perdiendo el tiempo esperando para reaccionar y ponernos a cuentas con Dios (Isaías 55:6-7) «Busquen al Señor mientras puede ser hallado, llámenlo en tanto que está cerca. Abandone el impío su camino, y el hombre malvado sus pensamientos, y vuélvase al Señor, que tendrá de él compasión, al Dios nuestro, que será amplio en perdonar».
Sin duda que las pruebas nos refinan y nos hacen buscar la santidad. Recordé lo que había leído días atrás sobre las pruebas y cómo debemos enfrentarlas, esperando lo mejor de ellas, porque ellas están para perfeccionarnos en Cristo. Para mí esta prueba fue para entender que no tengo que perder el tiempo en bobadas, en el mundo todos nos fallarán, el único que no falla es Dios, pero todos son imagen de Dios y nuestro prójimo, por lo tanto, debemos amarlos y mostrar el amor de Cristo por medio de nuestro testimonio.
Sí tú estas pasando por un momento difícil, ruega a Dios por que te de sabiduría y entendimiento ante esta situación. Gózate en el Señor, como nos dice Pablo (Filipenses 4:4) «Regocíjense en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocíjense!» (1 Tesalonicenses 5:16) «Estén siempre gozosos». Y que su poder se perfeccione en tu debilidad (2 Corintios 12:9) «Y Él me ha dicho: Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí”.
No podemos solo recibir lo bueno de Dios y no la corrección cuando Él es soberano y justo. Que el Señor traiga gloria a Su nombre, a través de nuestra aflicción y tengamos presente lo que nos dice Romanos 5:3-5 «y no solo esto, si no también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado».
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Bendiciones
Luca.
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